El 14 de junio de 2018, el Tribunal Federal de Bellinzona (Suiza) rechazó tajantemente la causa presentada por la fiscalía suiza contra un grupo de activistas de Tamil Eelam. Uno de los principales periódicos suizos, el Tagesanzeiger, informaba de la siguiente manera: “Gian-Andrea Danuser, defensor de uno de los imputados, describió el veredicto como muy preciso, firme y valiente. El tribunal no tuvo reparos en mencionar las implicaciones políticas de este caso.”
Desde el momento en que el proceso judicial comenzó en enero de este año, nuestra página web se dedicó a denunciar las peligrosas implicaciones políticas de este caso. La fiscalía, para tratar de demostrar que el LTTE (Tigres de Liberación de Tamil Eelam) era una organización terrorista y criminal, presentó los argumentos más escandalosos del nacionalismo cingalés chovinista. Estos fueron ampliamente rechazados por los jueces, considerando en su opinión que las pruebas no respaldaban la conclusión de que el LTTE era una organización terrorista o criminal. El juez que presidía el tribunal reprendió al fiscal, indicando que el Tribunal Federal ni siquiera era el lugar idóneo para realizar dicho juicio.
Sin embargo, los jueces sí que dictaminaron que los activistas tamiles que dirigían el Comité Coordinador Mundial Tamil en Suiza utilizaron métodos fraudulentos para permitir que un considerable número de tamiles suizos obtuviera préstamos de un banco. Los jueces dictaron condenas no privativas de libertad y multas simbólicas a los principales líderes, afirmando nuevamente que el fiscal había cometido un error al politizar el caso. De esta manera el tribunal rechazó por completo la demanda del fiscal de imponer a uno de los acusados una pena privativa de libertad de 6 años y medio basada en el apoyo al terrorismo.
La fiscalía se ha esforzado notablemente en retratar a los activistas tamiles como criminales y terroristas. Para este proyecto, las autoridades suizas estuvieron dispuestas a organizar el proceso judicial más grande de su historia, gastando más de 4 millones de francos. Los argumentos de los fiscales han aparecido en los medios suizos durante todo el año pasado. Algunos de ellos lograrían que se ruborizaran hasta los cingaleses más racistas, como culpar a los refugiados tamiles en Suiza de la muerte y genocidio de sus hermanas y hermanos en su país de origen. Y también han vuelto a recordar el sufrimiento y trauma de entonces a la comunidad de la diáspora tamil en el país helvético. Hace varias semanas, hablando sobre los efectos del caso judicial, un joven tamil residente en Suiza declaraba al Tagesanzeiger: “Lo siento en el tranvía, en la estación de tren, en la calle. La gente me mira y piensa que soy un terrorista. Mi pasaporte suizo ya no vale nada. (…) y pensé: conozco Suiza. ¿Por qué me decepciona tanto? ¿Por qué me arrebata mi dignidad al no reconocer una parte importante de mi autoimagen?
El componente político de este juicio dentro de Suiza no se detendrá por decisión exclusiva del tribunal. Pero la sentencia de la corte es un poderoso mensaje a Suiza y a otros países, especialmente en Europa, para hacerles volver a una posición justa de apoyo a la paz a través de la negociación como lo hicieron al comienzo del proceso de paz en 2002. Es una respuesta a la destructiva política de las potencias internacionales que apoyaron la solución militar en Sri Lanka. Una política que sólo puede justificarse a sí misma criminalizando a la parte tamil y culpándola de los terribles acontecimientos de 2009. Esta decisión judicial ha abierto un importante espacio político para el pueblo tamil en Tamil Eelam y para los tamiles de la diáspora.
La gente debería entender que esta decisión no ha caído como maná del cielo. Es producto de una dura batalla a nivel político y legal. No es posible ganar espacio político sin lucha.

desde Ecuador
En primer lugar, es importante reconocer una defensa soberbia y firme por parte de los abogados y la solidaridad política que ayudó a brindar una atención internacional al caso. Los pueblos indígenas de Ecuador, con sus primeras contribuciones a nuestra campaña de selfies de apoyo, jugaron nuevamente el papel de liderazgo. Una vez más, pues la suya fue la primera comunidad en reconocer el genocidio tamil cuando celebraron una conmemoración en Quito en mayo de 2016.
También debemos reconocer la magnífica contribución a la campaña del movimiento del 17 de mayo en Tamil Nadu, la solidaridad de activistas desde el País Vasco, de refugiados rohingya en Irlanda y activistas de todo el mundo. El movimiento por la paz de Corea afirmó que el período actual de diálogo entre el Norte y el Sur era muy similar al de aquel año de 2002 en el proceso de paz en Sri Lanka.

Participaron en la campaña selfies, conociendo bien la postura de las potencias internacionales que intentan sabotear una solución negociada entre el norte y el sur de Corea, al igual que lo hicieron con las negociaciones entre Sri Lanka y Tamil Eelam en su momento. Los activistas pacifistas japoneses también nos hicieron ver que el papel de Japón en Sri Lanka era muy similar a su actuación en la situación actual de Corea.
Nuestra campaña política muestra el mérito de depender de las personas que son nuestras verdaderas aliadas, las que valientemente dan un paso al frente y desarrollando estas alianzas avanzaremos en la lucha. Las falsas amistades, aunque parezcan poderosas y atractivas, no nos ayudarán a construir un sólido espacio político internacional.

Al comienzo del proceso, el 16 de enero, Philippe Graf, uno de los abogados que defendía a los tamiles, preguntó al tribunal de Bellinzona:
“Sus rechazos están menos motivados que mis demandas. Pero, ¿por qué estos rechazos? ¿Qué nos deben hacer pensar? Dondequiera que uno se mueva por esta torre de Babel, en este enorme dossier, uno siempre termina bloqueado frente a una puerta, siempre la misma puerta, que nadie parece poder abrir. ¿Qué fuerzas nos impiden mirar más allá? ¿Hay algo más poderoso detrás de este tribunal? ¿Algo más influyente que las leyes del Parlamento? ¿Hay un cuarto poder que les dirige en sus rechazos? Y después me pregunto: ¿en realidad no es esto un juicio político después de todo?
Nuestra organización dará pasos adelante para buscar evidencias que permitan desenmascarar a este cuarto poder.
Viraj Mendis (Internationaler Menschenrechteverein Bremen e.V) www.humanrights.de
15.06.2018