
El Dr. Andy Higginbottom ejerció de fiscal en la sesión del Tribunal Permanente de los Pueblos sobre Sri Lanka realizada en Bremen en 2013. La semana pasada, él, junto con dos de los jueces del mencionado Tribunal de Bremen, el Dr. Denis Halliday y el Dr. Maung Zarni respondieron al tribunal de Bellinzona en la conferencia de prensa realizada en Ginebra. Esta breve presentación, que se desarrolló dos días antes de que la fiscal Juliette Noto hiciera su presentación principal en la corte, proporciona un contexto geopolítico valioso para el evento de Bellinzona.
Andy explica cómo los pogromos raciales que sufrieron los tamiles y el carácter genocida de los ataques en su contra sentaron las bases de la resistencia tamil, algo que la sesión maratoniana de nueve horas de la Sra. Noto evitó e ignoró por completo. Es por eso que nos apresuramos a dar a conocer la contribución de Andy en nuestra página web. Las otras dos presentaciones seguirán pronto.
Transcripción completa del discurso del Dr. Andy Higginbottom:
La más importante del caso de Bellinzona es un cuestionamiento sustancial acerca de cómo debe enmarcarse todo el proceso. Y para nosotros está claro que la cuestión es “¿tiene derecho a la libertad el pueblo tamil?”.
Es una característica universal de la humanidad que las personas luchen por su libertad. Para los tamiles esto solo puede significar, en base a sus experiencias históricas, su derecho a tener una patria independiente y existe un contexto claro, una cuestión política, un problema subyacente que es “si los tamiles tienen el derecho a su territorio o no. ¿Debería verse como una expresión de su humanidad? ¿O debería enmarcarse como un acto criminal o incluso terrorista? “.
Cada crimen tiene un motivo. El crimen continuado de genocidio contra los tamiles, que alcanzó su máximo apogeo en 2009 y aún continúa hasta nuestros días, tiene como causa primera la posición de las potencias occidentales de mantener a Sri Lanka dentro de su órbita para poder controlar el sur de Asia y el Océano Índico entendido como región. Este motivo subyacente del crimen de genocidio permanece oculto y no declarado en el caso judicial, pero su presencia puede percibirse entre lineas al tratar cualquiera de los puntos.
El Tribunal de Bremen escuchó evidencias históricas convincentes que desde entonces se han ampliado y respaldado por la investigación de archivos, que ahora se hacen públicos, en particular sobre la situación neocolonial persistente en el Estado de Sri Lanka. Quiero resumir muy brevemente la historia en la que británicos y franceses lucharon a principios del siglo XIX disputándose la isla que hoy se llama Sri Lanka y tenían una razón muy clara para ello. Acerca de Sri Lanka el almirante Nelson afirmó que el puerto de aguas profundas más importante de todo el Océano Índico era el puerto de Trincomalee. Y los británicos retaron a los franceses para obtener este puerto. En términos del imperio marino, eso fue clave para toda la región. Los británicos tenían un motivo adicional, por supuesto, que era que usaban Ceilán para actuar como una base avanzada de operaciones para controlar India y el sur de Asia en general. Por ello, en cierto sentido, era lógico que ganaran a los franceses, ya que tenían una mayor necesidad de mantener a Sri Lanka como parte de su control.
La segunda vez que se admitió con franqueza la importancia para el imperio de Trincomalee fue durante la Segunda Guerra Mundial. Hay que recordar que, de hecho, Japón estaba ganando la primera fase de la guerra. Como ejemplo de ello, las autoridades coloniales británicas tuvieron entonces que retirar todo su aparato de Birmania y retirarse a Sri Lanka. Todas las redes de inteligencia, todos los medios para el control institucional sobre Birmania fueron enviados a Sri Lanka y también durante este período no fue simplemente una intención estratégica general, fue una necesidad operativa directa de controlar el puerto de Trincomalee. Así que las flotas británicas se basaron en Trincomalee y desde allí pudieron lanzar sus operaciones de contraataque en todo el escenario de guerra, incluído el Océano Pacífico.
Entonces, cuando los británicos concedieron la independencia a Ceilán, fue una de las transiciones más pacíficas. La falta de violencia de una lucha de liberación para lograr la independencia conlleva un germen de problemas futuros. El traspaso relativamente acordado del poder se logró con la condición de que los británicos mantuvieran su control efectivo. Y la violencia que a menudo es característica de una lucha para terminar con el dominio colonial fue adulterada y quedó relegada en las formas del nacionalismo cingalés que no estaba dirigido contra las autoridades coloniales y la explotación de Sri Lanka por el Imperio Británico. Tomó la forma perversa de odio hacia otro pueblo oprimido de la isla, los tamiles. De ese modo la adulteración del nacionalismo cingalés fue engendrada y utilizada por los británicos en la clásica estrategia colonial del “divide y vencerás” pero de una forma particular en Sri Lanka. Este “divide y vencerás” se implementó manteniendo la forma de estado unitario, en el que los tamiles permanentemente eran marginados institucionalmente y cuando eso no era suficiente eran despreciados como inferiores a través de la movilización social racista. Por lo tanto, los tamiles nunca podrían alcanzar el pleno reconocimiento como pueblo una vez que fueron encerrados en esa estructura. Luego, en el período posterior a la Segunda Guerra Mundial, como ya hemos escuchado, se convirtió en una movilización permanente contra cualquier aspiración del pueblo tamil por sus derechos como tamiles y en concreto tomó la forma de pogromos.
En ese periodo los pogromos no eran exclusivos de Ceilán. Los pogromos son una forma muy poco estudiada de movilización racista contra un grupo oprimido y, en cierto sentido, son tan importantes como el crimen de genocidio en el sentido de que es muy a menudo el precursor del genocidio. Recordando la situación de los pueblos judíos en Europa oriental y central y en Rusia en la primera parte del siglo XX, los pogromos contra ellos normalizaron el odio racial y la movilización contra un grupo oprimido. También vemos la existencia de constantes pogromos contra la población negra en los Estados Unidos, incluso después de la victoria de la Guerra Civil en 1865. Las personas negras en los Estados Unidos sufrieron pogromos durante casi un siglo hasta el movimiento por los derechos civiles de Martin Luther King en la década de los 60. Así vemos un caso específico de movilización basada en el odio racial hacia una población en la que se destruían viviendas, medios de subsistencia y las vidas de una parte oprimida del pueblo. En esas circunstancias, llegamos ahora al punto de inflexión.
Los tamiles llegaron a un punto en el que ya no serían víctimas permanentes. Y ese punto llegó en la década de los 70 ialismo francés y también lograron derrotar al final al poder más grande del mundo, el imperialismo estadounidense. En África había movimientos de liberación nacional contra los portugueses y en el sur de África contra el dominio de la supremacía blanca. Los tamiles dijeron: “¿Qué hay de nosotros? ¿Qué pasa con nosotros? ¿No vamos a intentar luchar nosotros también en este momento de victorias de los movimientos de liberación nacional?”. Y así a mediados de la década de 1970, con un amplio consenso, la comunidad tamil consideró que era necesaria una lucha de liberación nacional y en hubo un punto de inflexión decisivo en 1983 en el que toda la población tamil se volcó en es lucha por la liberación nacional. Las personas refugiadas de la diáspora tamil aquí en Suiza y en la mayor parte del mundo llegó porque se vieron obligadas a abandonar el país como resultado de los pogromos de 1983.
Ese pogromo no solo mató a 3000 personas según los cálculos más conservadores, fue un aviso a cada tamil de esa isla “Vamos a buscarte Si te resistes al poder cingalés, iremos a por ti con total impunidad.” Y en ese momento se planteó una elección existencial para los tamiles en Sri Lanka y las opciones eran simplemente “lucha o huida”. Muchos se vieron obligados a huir, pero compartieron y continúan vinculándose con los que regresaron a sus hogares, con quienes decidieron quedarse y luchar. Es muy interesante que el planteamiento del caso en Bellinzona busca deslegitimar la elección de los tamiles en aquel momento. Por eso hay que remitirse a ese punto una y otra vez, ¿qué más podían hacer los tamiles sino huir o luchar para preservar su propia existencia? Tuvieron que hacer una cosa o la otra y esta terrible elección unió a la diáspora con quienes permanecieron en su casa y formaron parte de esa lucha de liberación nacional profunda y ampliamente apoyada que tomó la forma de los Tigres de Liberación de Tamil Eelam. Así que a partir de ese momento, en la diáspora hubo un apoyo continuo en el que era inseparable la defensa de la vida de los tamiles de la lucha por la liberación de su tierra.
Se llegó a la fase final por los esfuerzos combinados del Estado de Sri Lanka y el apoyo de muchas maneras durante un largo período por las fuerzas británicas que entrenaron al ejército de Sri Lanka. Crearon el equivalente a la academia militar de Sandhurst dentro de Sri Lanka con fuerzas auxiliares, unidades de operaciones especiales, ex operativos del SAS involucrados en la agencia militar privada Keeni Meeni, para organizar la guerra contra la población tamil. Nada de esto consiguió doblegar la fuerza de la lucha de liberación. Y fue en realidad la capacidad de los Tigres Tamiles la que forzó el proceso de paz. Fue la fuerza de los Tigres Tamiles la que creo la necesidad de que el estado de Sri Lanka entablara conversaciones de paz que duraron desde 2000, y más activamente desde 2002, hasta 2006. Pero un punto crucial en este período fue que las grandes potencias, incluídos los Estados Unidos, habían decidido que necesitaban mantener un estado unitario en Sri Lanka y, por lo tanto, no podían permitir la formación de una patria tamil. Llegaron finalmente a la conclusión de que para lograrlo era necesaria una guerra total contra la población tamil a una escala y de una naturaleza similares a la que los Estados Unidos ya habían patrocinado y llevado a cabo, por ejemplo, en América Central en Guatemala. En otras palabras, para derrotar a los Tigres Tamiles, tendrían que destruir la base social que les daba apoyo. Y lo que vemos hoy en el proceso judicial en Suiza es una continuación de esta misma lógica. En realidad, es la mentalidad genocida lo que está guiando el carácter de la acusación y los argumentos de la fiscalía porque en cada detalle de cada cuestión que se presenta en el caso judicial se puede ver que hay dos posibles interpretaciones. Variará en función de cual sea la posición que se adopte respecto a los hechos del caso. De ese modo, la posición que muestran las autoridades fiscales suizas es esa que se niega por completo a aceptar que fue una causa legítima de los tamiles el recaudar dinero para la lucha por cuestiones humanitarias, pero en sentido amplio también sobre una base política más amplia, por su lucha por Tamil Eelam.
En el análisis final, el proceso judicial suizo se llevará a cabo y tomará una decisión sobre las pruebas que tiene ante sí. Con toda probabilidad se supone que si hubiera un veredicto de culpabilidad, este será susceptible de apelación pero en cualquier caso la apelación no es solo al proceso judicial en Suiza, es también una defensa de la justicia y la legitimidad de lo que hicieron los tamiles aquí en Suiza y por eso apelamos al tribunal de la opinión pública. Y pedimos a esa opinión pública internacional, como ya lo hicimos en el Tribunal de Bremen, que se manifieste acerca de lo que está sucediendo aquí en Suiza. En otras palabras, abrimos esto a una discusión mucho más amplia basada en cualquier evidencia que se presente y salga a la luz. Creemos que es también motivo de preocupación para un público mucho más amplio que los tres jueces que se sientan en esa corte en Bellinzona. Hacemos un llamamiento a la opinión pública internacional para que preste atención a este caso, para seguirlo con el mayor detalle posible y para asegurarnos de que sus puntos de vista sobre la legitimidad de la lucha tamil por su tierra también sean escuchados.y deberíamos recordar ese momento, en que los vietnamitas lucharon y derrotaron al colon